sábado, 21 de febrero de 2009

la beca 2.

3:40:00 p. m.

(...) Quizá era Phil. ¿Cómo de bien conocía realmente a Phil, después de todo? La señora Gerandy estaba aún al teléfono, y ella me indicó con el mentón la silla de tijera de metal que encaraba su escritorio. Estaba garabateando rápidamente en el reverso de un sobre. Me senté, preguntándome si Phil tenía un oscuro pasado, y si yo iba a ir a la cárcel. - Gracias, sí. Bien, creo que eso es todo. Sí, sí. Muchas gracias por su ayuda - La señora Gerandy derrochó una sonrisa en el receptor de teléfono antes del colgar. No parecía enfadada o sombría. Más excitada y confusa. Lo que me recordó a la señora Stanley en el vestíbulo. Jugueteé por un segundo con saltar a través de la puerta y asustarla. Pero la señora Gerandy habló. - Bien, creo que tengo unas muy buenas noticias para ti… aunque no puedo imaginar cómo no habías sido informada de esto - Me miró críticamente, como si esperase que me golpease la frente y dijese, ¡o ESOS veinte mil! ¡Se me olvidó completamente! - ¿Buenas noticias? - puntualicé. Las palabras implicaban que este misterio era bastante complicado de desentrañar para ella, y daba la impresión de que yo era más rica de lo que habíamos pensado unos minutos antes. - Bueno, si realmente no lo sabes… entonces ¡felicidades! Te ha sido concedida una beca de…” miró hacia abajo a sus notas garabateadas - el Pacific Northwest Trust. - ¿Una beca? - Repetí con incredulidad. - Sí, ¿No es excitante? Dios mío, ¡serás capaz de ir a cualquier universidad que quieras! Fue en ese preciso momento, mientras ella sonreía de oreja a oreja de felicidad por mi buena fortuna, cuando supe exactamente de dónde venía el dinero. A pesar de la repentina prisa del enfado, sospecha, ultraje y dolor, intenté hablar calmadamente. - Una beca que deposita veinte mil dólares en efectivo en mi cuenta - destaqué - En lugar de pagarlo a la escuela. Sin ninguna forma de cerciorarse de que utilizo todo el dinero para la escuela. Mi reacción la ruborizó. Parecía estar ofendida por mis palabras. - Sería muy imprudente no usar ese dinero para el propósito destinado, Bella, querida. Esto es una oportunidad única en la vida. - Por supuesto - dije ácidamente - ¿Y mencionó esta Pacific Northwest Trust por qué me eligieron a mí? Miró sus notas otra vez, y frunció un poco el ceño debido a mi tono. - Es muy prestigiosa – ellos no conceden una beca como esta todos los años. - Apostaré. Me echó un vistazo y retiró la mirada rápidamente. El banco de Seattle que maneja los fondos me expidió al hombre que a administra las asignaciones de beca. Él dijo que esta beca es concedida basada en méritos, género y emplazamiento. Está destinada a mujeres estudiantes de pueblos pequeños que no tienen las oportunidades disponibles de las grande ciudades. Parecía que alguien pensaba que él estaba siendo divertido. - ¿Méritos? - Pregunté con desaprobación - Tengo un tres con siete puntos de promedio. Puedo llamar a tres chicas en Forks que tienen mejores grados que yo, y una de ellas es Jessica. Además – nunca solicité esta beca. Ella estaba muy ruborizada ahora, cogiendo el bolígrafo y dejándolo otra vez, inquietante el colgante que llevaba entre su pulgar y su índice. Ojeó a través de sus notas otra vez. - Él mencionó que…- fijó sus ojos
en el sobre, insegura de qué hacer con mi actitud - No aceptan solicitudes. Funcionan mediante las solicitudes rechazadas de otras becas y escogen a los estudiantes que sienten que han sido injustamente pasados por alto. Ellos obtuvieron tu nombre de una solicitud que enviaste para la ayuda financiera basada en méritos para la Universidad de Washington. Sentí que los extremos de mi boca descendían. No había sabido que la solicitud había sido rechazada. Era algo que había llenado hace mucho tiempo, antes... Y no había hecho el seguimiento con ningunas otras posibilidades, aunque las fechas topes pasaban por mí. No parecía poder enfocar el futuro. Pero la Universidad de Washington era el único lugar que podría mantenerme cerca de Forks y de Charlie. - ¿Cómo conseguían las solicitudes rechazadas? - Pregunté con monotonía. - No estoy segura, querida - La señora Gerandy estaba infeliz. Quería excitación y había obtenido hostilidad. Deseaba tener la manera de explicarle que la negatividad no tenía nada que ver con ella - Pero el administrador dejó su número por si tenía algunas preguntas – puedes llamarle tú misma. Estoy segura de que puede asegurarte de lo que este dinero significa realmente para ti. No estaba dudando de eso. Querría ese número. Escribió rápidamente en un trozo rasgado de papel. Hice una nota mental de un donativo anónimo de bloc de post-it para el banco. El número era de larga distancia. - ¿Supongo que no dejó una dirección de correo electrónico? - Pregunté escéptica. No quería aumentar las facturas de Charlie. - En realidad lo hizo - sonrió, feliz de tener algo que yo parecía querer. Alcanzó a través de la mesa para escribir otra línea en mi trozo de papel. - Gracias, me pondré en contacto con él tan pronto como llegue a casa - Mi boca era una línea dura. - Dulzura - dijo la señora Gerandy dudando - Deberías estar feliz con esto. Es una gran oportunidad. - No voy a coger veinte mil dólares que no he ganado - repliqué, intentando mantener el rastro de indignación fuera de mi voz. Se mordió el labio, y miró abajo otra vez. Pensaba que yo estaba loca, también. Bueno, estaba dispuesta a hacerla decirlo en alto. - ¿Qué? - exigí. - Bella…- hizo una pausa y esperó con los dientes apretados - Es sustancialmente más que veinte mil dólares. - ¿Perdón? - Me atraganté - ¿Más? - Veinte mil dólares es solamente el pago inicial, en realidad. A partir de ahora recibirás cinco mil dólares todos los meses hasta que termines tu carrera universitaria. Si te matriculas en cursos de postgrado, ¡la beca continuará pagándote por ello! - Se estaba emocionando otra vez, mientras me decía esto. No pude hablar al principio, estaba muy furiosa. Cinco mil dólares al mes que abarcaban un tiempo ilimitado. Quería romper algo. - ¿Cómo? - Me las arreglé para decir. - No entiendes lo que significa para ti. - ¿Cómo obtendré cinco mil dólares al mes? - Se transferirán a tu cuenta aquí - respondió, perpleja. Hubo un corto segundo de silencio. - Cerraré esta cuenta ahora - dije con voz llana. Me llevó quince minutos convencerla de que estaba seria. Ella tenía un interminable suministro de razones por la que eso era una mala idea. Argumenté acaloradamente hasta que finalmente se me ocurrió que ella
estaba preocupada por darme los veinte mil. ¿Llevaron ellos esa cantidad en mano? - Mira, señora Gerandy - la tranquilicé - Sólo quiero retirar mis mil quinientos. Realmente apreciaría si transfirieras ese dinero de nuevo a donde procede. Lo resolveré con esto - verifiqué el trozo de papel - El señor Isaac Randall. Realmente esto es un misterio. Esto pareció que la relajó. Sobre veinte minutos después, con un rollo de mil quinientos dólares, un de veinte, uno de diez, uno de cinco, uno de uno, y cincuenta centavos en mi bolsillo, escapé del banco con alivio. La señora Stanley y la señora Gerandy permanecieron lado a lado en el mostrador, mirándome fijamente después con grandes ojos.

Escena dos:
-esa misma noche, después de comprar las motocicletas y visitar a Jacob por primera vez-

Cerré mi puerta detrás de mí, y saqué de mi bolsillo mi fondo para la universidad. Parecía un bonito rollo pequeño en la palma de mi mano. Lo metí dentro de punta de un calcetín desparejado y lo empujé al fondo del cajón de mi ropa interior. Probablemente no era el lugar más original para esconderlo, pero me preocuparía por proponer algo más creativo más tarde. En mi otro bolsillo estaba el trozo de papel con el teléfono de Isaac Randall y su dirección de correo electrónico. Lo rebusqué y lo coloqué en el teclado de mi ordenador, después pulsé el botón de encendido, dando un golpecito con mi pie mientras la pantalla brillaba lentamente a la vida. Cuando estaba conectada, abrí mi cuenta de correo gratuita. Me demoré, tomándome tiempo en borrar la montaña de spam que se había construido en los pocos días desde que había escrito a Renee. Finalmente había terminado mi ocupado trabajo, y arranqué una caja nueva de la composición. La dirección de correo era para “irandall” así que asumí que iría directamente al hombre que necesitaba

Querido Sr. Randall, escribí.
Espero que recuerde la conversación que tuvo esta tarde con la señora Gerandy del Banco Federal de Forks. Mi nombre es Isabella Swan, y aparentemente usted tiene la impresión de que me ha sido concedida una generosa beca de la compañía Pacific Northwest Trust. Lo siento, pero no puedo aceptar esta beca. He preguntado si el dinero que había recibido por transferencia se podía devolver a la cuenta de la que vino y liquidé mi cuenta en el Banco Federal de Forks. Por favor conceda la beca a un candidato diferente.
Gracias.
Isabella. Swan.

Me llevó algunos intentos conseguir que sonase bien – formal, y con un final sin ambigüedades. La leí dos veces antes de enviarla. No estaba segura de qué clase de indicaciones había recibido el señor Randall sobre las becas falsas, pero yo no podía ver ningún resquicio en mi respuesta.

Escena tres:
-pocas semanas antes de la “cita” de Bella y Jacob con las motocicletas.-

Cuando volví, cogí el correo de la misma forma. Pasé rápidamente las facturas y la propaganda, hasta que obtuve la carta de debajo del montón. Era un sobre normal de empresa, dirigido a mí – mi nombre estaba escrito a mano, lo cual era inusual. Miré la dirección del remitente con interés. Interés que rápidamente se tornó en una náusea nerviosa. La carta provenía de la Oficina de Asignaciones de Becas del Pacific Northwest Trust. (...)



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